La semana pasada 24 alumnos de 3º y 4º ESO, compartimos con el IES San Isidro de Azuqueca de Henares la experiencia de participar en el programa de recuperación y utilización de los pueblos abanadonados en Umbralejo.
La experiencia de desconectar del móvil, sin internet, televisión, en plena naturaleza, aislado del mundo,sin control del tiempo y desarrollando actividades artesanales y rurales nos ha conectado a todos un poco mas con nuestro propio ser.
Durante la mañana, los alumnos realizaban actividades de mantenimiento del pueblo: ganado, huertos y jardines, reconstrucción, etc…
Por las tardes participábamos en distintos talleres: cerámica, mimbre, cosmética natural, carpintería, apicultura, masajes, telares, flores secas, etc…
Además las distintas actividades de animación, han permitido a todos los alumnos y alumnas convivir y conocerse mejor.
Los educadores también nos elaboraron un recorrido etnográfico, dónde visitando la fragua, escuela, lavadero y horno del pueblo, pudimos conocer cómo vivían sus aldeanos.
Por último, el miércoles tuvimos la oportunidad de hacer una ruta de senderismo dónde fuimos recogiendo muestras de la vegetación de la zona.
En Umbralejo, las distintas capacidades, razas, intereses, dificultades, simplemente han desaparecido. No importaba el curso en el que estuvieras, ni las veces que habías repetido. Allí las etiquetas educativas desaparecían, sólo importaba tu nombre y de dónde eras. A partir de ahí comenzaba el trabajo educativo.
Sin duda, ha sido una experiencia que ha marcado a nuestros alumnos. Otra cuestión, es hasta que punto lo aprendido, vivenciado allí se incorpora en nuestras vidas.
Lo que mas me ha impactado como docente y persona es la pregunta que uno de mis alumnos del Centro de menores me hacía el último día: “¿por qué lloran cuando se despiden? sólo conocen su cara, pero no conocen dentro” (Lleva 5 años sin ver a su familia).